"A través del espejo gira sobre un tema recurrente en Carroll: el problema de la realidad y los sueños: Alicia atraviesa un espejo, penetrando en un "mundo del revés" que se desarrolla sobre un tablero de ajedrez".
En esta nueva entrega de la saga, Carroll nos vuelve a plantear la temática del mundo imaginario que una persona puede crear cuando se sumerge en el reino de los sueños. Tal es así que una tarde, cuidando a sus gatos (Gina y sus crías), Alicia atraviesa el espejo de la sala y entra en el mundo detrás del espejo, un mundo idéntico al nuestro, pero con sus propias reglas, y donde todo se desenvuelve como en un gran juego de ajedrez.
Nada más llegar, la niña se da cuenta de que todo está al revés en este mundo, debido a que encuentra un poema (el "Jabberwock"), el cual sólo puede leer a través de un espejo, que trata sobre cómo un valiente caballero puede acabar con la bestia del mismo nombre con su espada.
Allí, la pequeña deberá seguir las reglas y jugar el juego como un peón blanco tratando de llegar al final del tablero donde, según la Reina Roja, se convertirá en reina. Pero para poder hacerlo, deberá conocer a diferentes personajes y resolver ciertos acertijos para pasar de casilla en casilla y poder llegar a la deseada meta.
Entre estos personajes se destacan:
- Flores vivientes con actitudes muy egocéntricas.
- Un mosquito que introduce a Alicia a todos los insectos del mundo detrás del espejo.
- Un ciervo que la acompaña a través del bosque.
- Tweedledum y Tweedledee, dos hermanos gemelos que cuentan historias en forma de poesía y se baten en batallas a muerte por las más pequeñas nimiedades.
- Humpy Dumpty, el famoso huevo subido al muro, que, con muy mala actitud, le explica el poema del Jabberwock a Alicia y discute con ella sobre semática y lenguaje.
- El león y el unicornio (simbolismos del escudo de Gran Bretaña) que luchan a muerte por la corona del reino.
- Haigha y Hatta (ridiculización de la Liebre de Marzo y del Sombrerero Loco del primer libro), los mensajeros del Rey Blanco.
- Ambos caballeros (Rojo y Blanco), de los cuales, llega a conocer mejor al Caballero Blanco, un gallardo caballero que la salva de las garras del Caballero Rojo, pero que tiene poca capacidad para mantenerse en su caballo y se cae en repetidas ocasiones mientras acompaña a Alicia.
- Ambas reinas (Roja y Blanca), las cuales, lejos de estar enemistadas, se tratan con indiferencia y cordialidad. Sin embargo, ambas tienen actitudes déspotas, desdeñosas y poco educadas.
- El Rey Rojo, que se pasa toda la partida durmiendo.
- El Rey Blanco, que contempla sin más el desastre que provocan el león y el unicornio.
Sin embargo, al igual que en el país de las maravillas, en el mundo detrás del espejo nada es lo que parece y las cosas funcionan de una forma diferente a cómo lo hacen en el mundo real: Correr no necesariamente significa moverse del lugar, los trenes aparecen de la nada, los animales hablan y un bosque se convierte en un lugar donde todo se olvida.
Opinión: Al igual que con "Alicia en el país de las maravillas", Carroll logra transportarnos hacia un mundo de fantasía donde dentro de las más absurdas conversaciones con los más inverosímiles personajes se esconden muchas lecciones sobre la vida misma. En mi opinión, Carroll ha logrado una vez más generar una obra maestra de la literatura clásica y que no va sólo dirigida para el público infantil, sino también al público adulto.
Reflexión: Nos guste o no, muchas veces la realidad es subjetiva. Depende de quién la mira y de con qué ojos se la mire. Influyen mucho nuestras emociones, nuestras experiencias, nuestra buena o mala vibra. Pero... ¿Qué hay detrás de aquello que vemos? ¿Lo que vemos, es todo lo que hay, o hay algo más atrás de eso que se nos presenta ante nuestros ojos? En esto me ha hecho pensar la obra de Lewis Carroll, en cuánto representa lo que vemos de lo que en realidad es. Alicia se traslada hacia el mundo del otro lado del espejo y nos demuestra que lo que vemos del mundo es una ínfima parte de lo que es. Probablemente, si la niña no hubiera atravesado el espejo, no hubiera conocido todo eso que hay más allá de lo que el objeto le demostraba. A veces nos cuesta creer que es imposible saberlo todo, y que nuestro conocimiento siempre va a ser finito. Y es por esa soberbia, que el ser humano se ciega y se niega a creer que no tiene la verdad. Tenemos que dejar de pensar que poseemos toda la verdad y darnos cuenta que siempre hay algo más, algo que nos estamos perdiendo, algo que no hemos visto. Quizás así despertemos la curiosidad y seamos capaces de llegar más allá, de saber un poco más, de estar un poco más cerca de ese oasis inalcanzable que es la verdad absoluta.
Puntuación: 4/5
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